martes, 31 de mayo de 2011

Paradoja Fotográfica.

texto publicado en el blog Helio Colectivo Creativo http://heliocc.blogspot.com/2011/05/paradoja-fotografica.html

Mi amor por la fotografía surgió de una forma muy inocente, cuando aún era un estudiante de primaria, revelaban los rollos y salían más fotos de arboles que de mi familia y aunque quisieron limitarme al usar la cámara no pudieron evitar que prefiriera enfocarme en algo más que un grupo de gente esperando decir “cheese”.

Luego pasando un par de años estudie fotografía en la universidad  lo cual me permitió ver esto como un arte.

Al mismo tiempo mi amor por las artes y sus medios de expresión crecía demasiado, tanto que amaba ir al teatro, exposiciones, montajes, conversatorios, etc. y aunque entendía poco de tecnicismos empecé a desarrollar un ojo crítico que hoy en día es apreciado.   

Y fue así como se me presentó la oportunidad de fotografiar una temporada de la Compañía Nacional de Danza, era la oportunidad perfecta, una mezcla de ambas pasiones. Mi amor por el arte y mi amor por la fotografía, yo simplemente estaba fascinado. Poco a poco empecé a cubrir, a cubrir y a cubrir más eventos.

Temporadas de danza y teatro, desfiles de moda, eventos varios, programas de televisión, lanzamientos, modelaje, arquitectura, deportes, etc. El ser fotógrafo te abre muchas puertas pero el ser fotógrafo conocido hace que te reciban con los brazos abiertos, como me ha pasado en algunas ocasiones. Sin embargo esto dejo de ser grato.

Todo paso un día en que me encontraba fotografiando nuevamente a la Compañía Nacional de Danza. Era la última pieza de la función, me encontraba de pie junto al escenario fotografiando el clímax de tan magnífica temporada y cuando de pronto, tal cual epifanía, un pensamiento invadió mi mente: “me encantaría poder ver esto a través de mis ojos y no a través de un lente”    

Esa idea, esas palabras me dieron vuelta toda la temporada, sin embargo lo atribuí al cansancio que la misma había producido en mí, pero paso todo lo contrario. En cada evento que asistía esa era mi idea central, deje de disfrutar los eventos y la fotografía, llegó un momento en que ambos me parecían molestos.
Es por eso que un día decidí que me daría un “break” dejaría descansar a mi inseparable amiga cámara y me aventuraría solo al próximo evento al cual fuera invitado, el cual no tardo en aparecer. Una ansiedad nacía en mí, por fin podría disfrutar un evento a plenitud, un espectador, un crítico, recibir todo y guardar recuerdos de lo mejor, como antes lo hacía. Estaba equivocado.

Recuerdo que entré solo, ya que me esperaban adentro, los primeros en recibirme fueron los fotógrafos que no paraban de disparar sus cámaras enfocando a los invitados y así empezaron una serie de actos simultáneos. El primero que vi fue de danza, presentaban una de mis favoritas, la cual había fotografiado un sinfín de veces, mientras admiraba la pieza mi primer pensamiento fue “ISO 800, F3.0, 1/100” (elementos para la programación de una cámara profesional antes de tomar una foto), al principio me pareció natural, sin embargo lo mismo sucedió con el Body Painting, la exposición fotográfica, el cuadro que pintaban en el momento, con el ballet y con todo lo que vi esa noche, no pude dejar de pensar en cómo tomaría esas fotos. Explote y dije en voz alta ¡NECESITO UNA CÁMARA!

Llegué a mi casa consternado por mi conflicto de emociones y que realmente ¡no pude disfrutar del evento sin mi cámara! Fue decepcionante, frustrante, sentí que no tenía dirección ni camino, pensaran que soy un dramático, sin duda lo soy, pero jamás me había sentido así, ni tenido un problema existencial tan radical, ni un extremo, ni el otro. Quizás esa era mi solución.

Pensé mucho tiempo en elegir, qué me gustaba más, capturar momentos a través del lente o a través de mi vista. Dicha pregunta aun esta sin responder, de hecho deje de preguntármela y simplemente opté por no escoger, como le digo a la mesera en un café capitalino cuando me pregunta si quiero ponerle canela o chocolate en polvo a mi bebida, ¡quiero ambas! 

Hay momentos en la vida en que todo puede parecer extremos, una cosa o la otra, y sentimos eso que han descrito como “entre la espada y la pared” y sin embargo, a pesar de que la vida se va formando a base de decisiones, siempre hay una que no siempre funciona, como todas las demás, pero sin embargo existe y es real, no escoger. Se feliz siendo “goloso”, claro “el que mucho abarca poco aprieta” pero en el camino uno se va dando cuenta cuál es la medida perfecta, de momento trato de hacer un balance, a veces mi cámara se queda, en otras ocasiones me acompaña y aunque sé que se reciente sabe que no puedo vivir sin ella. 

"Si avanzo sígueme, si me detengo empújame, si retrocedo mátame."
Frase popularizada por Che Guevara. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario